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2 de septiembre de 2017

Otoño caliente: La seguridad privada se levanta en armas (no solo en aeropuertos): así queda el calendario



Septiembre y octubre vienen cargados de huelgas tanto en aeropuertos como en ministerios. ¿Por qué? Las adjudicaciones 'low cost' han agotado la paciencia de los vigilantes de seguridad

Otoño caliente a la vista. Los vigilantes de seguridad privada subcontratados por las administraciones públicas están trazando el calendario de huelgas de cara a los próximos tres meses, y no solo en los aeropuertos. Los últimos en alzar la voz han sido los más de 500 empleados que custodian las instalaciones del Ministerio de Defensa a través de Marsegur, hartos de cobrar 789 euros brutos al mes y sufrir retrasos en los pagos. Los sindicatos han convocado una manifestación el próximo 7 de septiembre en los más de 100 centros que María Dolores de Cospedal tiene esparcidos por toda España, así como paros de dos o tres díasla última semana de ese mismo mes para protestar por la adjudicación 'low cost'.

No son los únicos. Seguridad Integral Canaria metió el miedo en el cuerpo de sus 3.700 efectivos cuando se supo que está a punto de ceder o vender sus servicios de vigilancia (tanto públicos como privados) a otros. El negocio ha dejado de ser rentable pese a que esta compañía ya intentó 'tirar' los precios con un convenio propio en Las Palmas, con sueldos inferiores a los del convenio estatal. Pero el Tribunal Supremo lo declaró nulo el verano pasado. Ante la incertidumbre generada y el temor de que los servicios pasen a manos de empresas 'piratas' como Marsegur o Sinergias de Seguridad, los trabajadores han convocado una huelga el día 7 de septiembre en todas las instalaciones del Gobierno de Canarias donde Seguridad Integral Canaria tiene contratos públicos en vigor, como Presidencia o Justicia. La vigilancia del 80% de los servicios públicos de las islas cae en manos de esta compañía.

Huelga en tierra, mar.. y aire Los estibadores arrancaron una etapa de conflictividad laboral sin precedentes en los puertos españoles. Fomento tardó meses en apagar el fuego (del que aún quedan cenizas) y no tuvo tiempo para tomarse un respiro, pues en julio estalló una nueva bomba en el segundo aeropuerto más importante de España. Los vigilantes deBarcelona-El Prat, subcontratados por Aena a través de Eulen, denunciaron que faltaban manos, sobraba estrés y desaparecían complementos salariales, poniéndose en huelga y generando colas de hasta una hora en los controles.

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