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9 de diciembre de 2012

La Policía Nacional de Albacete reconoce la labor del personal de seguridad privada



"Mil ojos más para la policía"
En Albacete hay más de 500 vigilantes de seguridad que trabajan para evitar que se cometan delitos

En la provincia de Albacete hay entre 500 y 600 vigilantes de seguridad en activo que colaboran estrechamente con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para evitar que se cometan delitos. Para ello, los vigilantes realizan una completa formación, que debe ser validada por la Policía Nacional, como explica el subinspector jefe de la unidad de Seguridad Privada, Sebastián Soto. «Normalmente los vigilantes hacen un curso de 180 horas, en el que va englobado todo y luego cada año, la empresa les debe dar una formación de 20 horas de distinta formación, para que estén siempre al día».

Sebastián Soto, asegura que además de los 500 ó 600 vigilantes que hay trabajando en la provincia, existen otros 1.500 titulados más, que se encuentran en paro. Una vez que uno es vigilante puede hacer dos cursos más con titulación oficial, que son el de escolta y el de vigilante de explosivos. «Son dos títulos que pueden obtener los vigilantes de seguridad, que se consiguen haciendo un curso en un centro de formación y siendo examinados por la policía». Para Soto, los vigilantes salen bien preparados, aunque siempre se puede mejorar, sin embargo recuerda que «un vigilante es una persona a la que se le exige mucho y quizá el sueldo no está en concordancia con esa exigencia, porque el sueldo no llega a los mil euros».

Intrusismo A pesar de tener unos sueldos bajos, para los riesgos que corren, aún hay empresas que tratan de pagar menos, contratando a gente sin titulación, es el denominado intrusismo, que supone una de las principales lacras de la profesión. Por eso desde la Policía Nacional, el jefe de Seguridad Privada pone mucho énfasis es perseguir este tipo de ilegalidades. «Quiero que haya trabajo para los vigilantes. A mí me fastidia que la gente ponga a desempeñar el trabajo de vigilante a quien no lo es». Aunque en otros tiempos en los que había mucha actividad, hubo mucho intrusismo, Soto asegura que actualmente la crisis no está ayudando a que se cumplan las normas. «Hoy en día conforme están las cosas, son muchos los que ponen a ejercer de vigilantes a personas que no lo son y a las que simplemente se les pone una camiseta que pone seguridad. Hay que ir a por ellos, el que quiera poner vigilantes, debe poner vigilantes formados».

Contratar a supuestos vigilantes sin titulación supone una sanción para el contratante y para el contratado. «Hay casos de empresas de servicios que dicen yo te pongo un vigilante y ponen al primero que pillan, sin formación, ni título. El vigilante para trabajar debe estar titulado y pertenecer a una empresa de seguridad, sino es ilegal y se sanciona a la empresa que ha puesto a ese trabajador y a quien lo ha contratado porque contratar a alguien que realiza un trabajo que no le corresponde». Las elevadas sanciones han provocado que las empresas se lo piensen mucho antes de cometer una irregularidad. «Ahora se dan menos casos de este tipo, porque las sanciones son muy gordas. Son faltas muy graves, que suponen sanciones de 30.000 euros o más. Se han puesto bastantes sanciones de este tipo y como las empresas lo saben, ya no se arriesgan. Los vigilantes titulados tienen su convenio y hay que darles lo que les corresponde, pero cuando se pone a una persona corriente se le paga lo que se quiere, por eso hay algunos que se arriesgan».

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